Ayer estuve en East-End londinense y asistí a una asamblea de parados. Al oír discursos exaltados cuya nota dominante era ¡pan!, ¡pan! y al reflexionar, de vuelta a casa sobre lo que había oído, me convencí, más que nunca, de la importancia del imperialismo (...). La idea que yo acaricio es la solución del problema social: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una mortífera guerra civil, nosotros, los políticos coloniales, debemos posesionarnos de nuevos territorios; a ellos enviaremos el exceso de población y en ellos encontraremos nuevos mercados para los productos de nuestras fábricas y de nuestras minas. El imperialismo, lo he dicho siempre, es una cuestión de estómago. Si queréis evitar la guerra civil, debéis convertiros en imperialistas.
Carta de Cecil Rhodes al periodista Stead (1985).
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