El liberalismo negaba el Estado en favor del individuo; el facismo reafirma al Estado como la verdadera libertad del individuo. Éste existe en tanto existe en el Estado; está subordinado a las necesidades del mismo (...).
La concepción facista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir valores humanos y espirituales. Así, el facismo es totalitarismo, y el Estado facista interpreta, desarrolla y otorga poder adicional a la vida entera de un pueblo.
Mussolini, B., La doctrina del facismo.
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